2.10.11

Carta (Él)

¿Querida? Tú:

Entiendo que te fueras. Lo que no quita que me moriría por haber ido contigo. En tu maleta, metido, quizás, pero contigo.
Lamento cada palabra que te dije y te hizo sufrir. Y lamento cada gota de alcohol que te hice beber bebiendo juntos.
He de decir que jamas podría haberte hecho feliz. Tu lo sabias, yo lo sabia, hasta el camarero de nuestro antro preferido era consciente de ello noche tras noche cuando me mirabas de lejos, sin dejarme acercar ni queriendo yo hacerlo tras aquel día. El día de las mentiras.
Mira, me jodiste. Hablemos claro. Yo estaba bien, creía que tu también. No puedo hablar de satisfacción ni mierdas parecidas, pero no era tan malo, ¿no?
Y viniste tu a estropearlo todo, a mezclar cosas que tenían que estar separadas. A liarme la cabeza con tus nieblas matutinas y tus ruinas nocturnas.
Si, si, lo se, puedes decir que antes te había estado torturando yo noche tras noche de aquellos años que no se narran porque no pasaron. No diré nada en mi defensa. No considero que tenga que hacerlo.
La culpa es solo tuya.
Pero yo, bueno, te hecho de menos.

Lo mio no es escribir, tú lo sabes perfectamente. Eso era tuyo, tuya la maquina de escribir, el vaso de whisky que ha dejado un cerco en la mesa, en ese sitio donde siempre lo colocabas. El cerco de Tu vaso hecho en Mi mesa.
Parece una mala metáfora de la huella que has dejado en mi vida. Porque la verdad es que así es como es. Nunca has llegado hasta mi directamente, siempre ha habido un grueso cristal entre nosotros que ha dejado cerco. Era el cristal de tu amor y el de mi indiferencia.
No me gusta esa metáfora. Pero que le voy a hacer, ya te lo he dicho, la escritora eras tu, yo no tengo talento, y jamas lo tendré. Para nada que no sea pasar la noche en un bar, al menos. O ni siquiera para eso; tu solías acabar la noche mucho mejor que yo, o algo de eso recuerdo.
Volviendo al tema, no sabes cuanto me esta costando escribirte esto. No se si te lo voy a enviar, la verdad. Solo se que necesitaba decirte algo, porque tras esas noches interminables que nunca me he molestado en contar, no me parecía bien dejarte ir sin mas.
Lo cierto es que me has dejado solo. Ya no tengo quien me acompañe de bar en bar en madrugadas. Nadie me hace saltar de la cama con una llamada. Bueno, tu tampoco lo hacías, seamos sinceros. Pero por lo menos te molestabas en llamarme para comprobar que seguía vivo cuando a las 7 de la tarde todavía no había dado señales de estarlo.
Oh mierda, me estoy dando cuenta de que me he comportado como un gilipollas, y además lo he disfrutado cada segundo. No creas que por darme cuenta siento afán de arrepentimiento. Volvería a actuar exactamente igual. Pero entiendo que te hayas ido.
Muchas veces, no me aguanto ni yo.

En definitiva, después de haberte hecho perder unos minutos recordándote la desgracia de vida que has dejado atrás, a ver si así consigo darte pena, o algo, voy a ir a lo importante:
Vuelve. O como mínimo, contestame a esta carta.

Firmado:
 Yo.

5 comentarios:

  1. Te seré sincera... no me mola... pero vamos que todo es relativo, como dicen los sofistas... así que no me hagas mucho caso...

    ResponderEliminar
  2. Mmmmmme gusta, aunque sea un borde, pero me gusta.
    ¡Que le conteste! ¡Que le conteste!
    :)

    ResponderEliminar
  3. Solo se que necesitaba decirte algo, porque tras esas noches interminables que nunca me he molestado en contar, no me parecía bien dejarte ir sin mas.

    Esta frase resume bien 364 de mis noches al año,en mi caso decirle algo al cuaderno,al folio,a la hoja de papel,a la sevilleta o a lo que sea.
    Esta bonito.Rapera

    ResponderEliminar
  4. Que bordes nos pintais a todos los hombres no? :P es broma, pero me ha encantado, que raro! a veces.. el amor es extraño. um, me da que pensar. tequiero cucu!

    Daniel Perales

    ResponderEliminar