13.4.11

Nº 68.

Nº 68. 
Aquel número me iba a conducir a las puertas del cielo, y yo aun no lo sabia. Como iba a sospecharlo, tras una fachada como cualquier otra, estropeada por un tiempo que por mi todavía no había pasado. Una fachada como otra cualquiera, con tuberías, con desconchones, y una pequeña placa con aquellos números en azul que aun años mas tarde quedaría grabados en mi memoria. 68. Jamas lo podría olvidar. Tanto allí vivido seria imposible de dejar pasar.
Era una mañana de principios de primavera impetuosa. Aquel año todo se adelanto, incluso mis ganas de vivir. Parecía que algo dormido había despertado para mi tras aquel invierno de horror, y no sabia muy bien como manejarlo. Vestidos y piel al descubierto me calmaban, pero seguían sin ser suficiente. Nada era suficiente para mi. Seguía sintiéndolo, añoraba algo que no conocía, que todavía no había vivido pero que mi cuerpo anhelaba con cada vez mayor y exigente atención.
Paseaba por las calles de aquella ciudad. No recuerdo el nombre de aquella concreta, creo que nunca lo llegue a saber, pero no importaba mucho, el me guiaba, y con eso era suficiente. Ni siquiera fui consciente cuando le comencé a seguir, tal vez fue cuando se me quedo mirando, cuando me sonrió, o tal vez tarde en decidirme hasta que me cogió de la mano. De lo que estoy segura es de que estaba perdida desde el mismo momento en el que el me quiso arrastrar.


Tuve un único momento de duda al ver aquella puerta. Parecía a punto de derrumbarse, estaba en absoluta consonancia con el resto del edificio que la rodeaba. Absoluta decadencia. Aunque no fue eso lo que me hizo dudar. Era no saber que estaba haciendo, exactamente. Mire a mi alrededor, aturdida. Pero le seguía teniendo a mi lado. Él era real y tangible, y el calor de su mano rodeando mi muñeca era más de lo que podía soportar. Me condujo suavemente hacia el interior de la casa, y yo me deje llevar.
El interior era fresco y oscuro. Las ventanas estaban cerradas, el sol apenas entraba por rendijas y marcaba hilos de luz cortando el denso ambiente de dentro, ambiente perfumado con la suavidad de la albahaca y la dureza de la nuez moscada a partes iguales. Un olor que encajaba perfectamente con el. Las paredes estaban pintadas de un suave tono melocotón, había una chimenea apagada, los muebles eran de madera. Parecía que estábamos en un comedor sencillo. Pasamos por un pasillo, me dirigió a través de diversas estancias, subimos escaleras que no pude ni contar, y llegamos hasta ahí.


Era un pequeño cuarto con un balcón. El sol entraba con timidez entre los visillos blancos, iluminando tenuemente todo lo que tocaba. Parecía un cuadro impresionista, luz y color a partes iguales. Tampoco tuve mucho tiempo de admirarlo. Realmente, el cuarto no me interesaba. Para mi era mejor lo que el mismo cuarto contenía. Dentro estábamos el y yo. Solos los dos, y no había mas. Me soltó. Se acerco a la ventana, descorrió las cortinas y abrió el balcón. Entraba una brisa fresca, que arrastraba la esencia de un mar no muy lejano, algo salado y renuente, algo hermoso. Después se volvió hacia mi, con esa misma sonrisa en los labios dibujada. Una sonrisa de lobo. Yo di un paso adelante.  Las cosas no podían estar mas fuera de mi control, pero yo en ese momento no pensaba en nada. Yo solo sentía, ese sol que me inundaba de calor, el fuego de esos ojos clavados en mi, mis pasos acercándome también a esa fuente de luz. Nada tenia razón de ser, y sin embargo, era. No era capaz de aclarar que me hacia continuar, pero yo seguía hacia delante. Finalmente nos encontramos ambos frente a frente allí en ese balcón, en esa casa, esa calle, esa ciudad. Desconocidas todas, desconocido el. Hizo un gesto teatral, me indico que saliese por aquella puerta abierta, yo obedecí sin dudar. El salio también. Y se acerco a mi como todavía no había hecho, porque allí no había sitio para la separación. Allí, por encima de todas las cabezas y los tejados, por debajo de las nubes mas bajas de cielo y por encima de los pensamientos y sueños mas elevados de quienes nos rodeaban. Allí estábamos los dos, piel con piel, respiración con respiración. Había contención en el ambiente. El quería, yo no me hubiera negado. Ninguno dijo nada. Pasaron segundos, pasaron minutos. El sol se deslizaba con pereza por el cielo, y yo no podía dejar de mirarle. Había labios ansiosos en aquel reducido espacio. Los mios, y los suyos también. En un momento, sin saberse muy bien como, ya no los había, porque se fundieron en un roce de necesidad. 


Un beso fue sucedido por otro, Y por otro. Cada uno de mayor duración, todos de alta intensidad. Devoradores, sin calma, presurosos. A juego con unas manos curiosas, tentadas y retadas a descubrir mi cuerpo. Un cuerpo del que había perdido el control y que respondía sin trabas al deslizar de esos dedos. Habia calor en mis labios, en la dulce piel del cuello, y mas abajo, piel hipersensible, esperando su turno. Perdi la cabeza, la nocion del tiempo y la del cuidado. Tan solo quería mas, cada vez mas, y mas y mas. Mas calor, mas piel, mas sudor extraño, mas sabor de esos labios extraños. Hubo un juego de lenguas, tan pronto suaves, tiernas, tan pronto ansiosas y voraces. Sentía labios en cada pequeña parte de mi piel, o el roce de la brisa acariciadora, o el tacto de esas manos, tambien ansiosas. Pero sentía, como nunca, como siempre. Había incomprensión compartida en esos contactos, y eso solo lo hacia mejor. En una sociedad donde se penalizaba la solidaridad de amar, habíamos encontrado un modo de dejarnos llevar.


Algo ocurrió aquel día, en aquel alto balcón de aquella calle de la cual no se el nombre. Aquel lobo pudo conmigo sin siquiera intentarlo. Y desde entonces, no ha habido manera de olvidarlo.

10 comentarios:

  1. ¡¡¡¡Estoy ENAMORADA de tí!!!! No hay más palabras.

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  2. Jajajajaja si es que, como te vas a resistir a mis encantos... ;)

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  3. muahahahahaha!!!!!! He sucumbido a la tentación!!!! ((Son muchas horas juntas))

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  4. Jajajaja ((si, muchas horas juntas, y que yo te tiento tambien... Ahora no las llevo¡ =P ))

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  5. Sólo una palabra:
    MACARIO!
    Bueno espera que te digo más: madre mía Carmen es una pasada y me encanta. Me declaro tu fan número 1.
    ¡Es genial!

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  6. es demasiado bueno, parece sacado de un libro! enhorabuena , como siempre.

    Tequiero

    Dan Perales

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  7. Marta: Eres una exagerada¡ Pero bueno, si quieres, el puesto de fan nº 1 esta libre, asi que adelante. =)
    Daniel: ^^ Pero mira que sois todos bienqueda... Bah, yo tambien quiero creemelo un poco¡ Jajaja Teqqq

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  8. me encanta menchu, sigue asi!!ya me diras de donde salen tantas buenas ideas!

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  9. Agh como detesto que me digaus eso de menchu... Pues ahora no te lo digo, ala¡ =P

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  10. carmen es xulisimo como ya te e dicho que me encanta como escribes me tienes que escribir algo a mi = )

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