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Es curioso, como se dan la vuelta las situaciones, cosas sin las que creías que no podrías vivir desaparecen, y tu vida sigue sin mayor contratiempo. Las heridas se curan, las del alma y las de la piel, y si tienes suerte y cuidado, no dejan cicatrices. Algunas te hacen aprender, pero eso es bueno, o malo, según como lo quieras mirar, porque eso significa que realmente te llegaron a afectar, y eso solo significa dolor. Pero el problema de todos viene, yo creo, de la soledad. Pero no esa soledad onírica, literaria, prístina, pura, imaginaria, humana que todos podemos definir sentir, sin ser real en la mayoría de las ocasiones. No. Yo hablo de esa soledad... de calor ¿no? Esa que vuelve a quien sea un peligro deseable. La soledad animal, la falta, casi carencia, de estímulos e intimidad artificial - la mejor forma de intimidad, la del placer. La intimidad de los escalofríos, la de las sonrisas metálicas y cortantes, la que alguna vez compartimos. Lo cierto es que soñamos, sin admitir, con esa sensación. Pero lo ocultamos.
Pues yo no.
:)
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