Calor, sudor, luz.

Piel contra piel, esperanzas quebradas y rehechas, y creyendo que nada podrá igualarlo, esperas más y más y siempre más. Lo tuyo, lo tuyo mío, lo mío mío, y tú, nada, te quedas en nada. Mi vida mas allá de los fugaces segundos de placer no vale nada, pero solo con un instante de plenitud es posible sentirlo todo, y merece la pena.
Dolor, decepción... dolor, desesperación... simplemente siendo yo, por un instante, fugaz y traicionero, que tratado de recuperar mil veces se escurre en los recovecos de la memoria. Simplemente un segundo. Paladear esa sensación, esa cúspide, esa pasión. La Vida, aquello que nunca se encuentra cuando se busca y con lo que tropiezas cuando menos lo esperas. La vida lo vale todo.
Solamente en ese instante, ese sentimiento, esa inspiración.
Solamente pensando en mi y en ti, y en nadie y en todos.
Saliendo a la calle en busca de caricias secas, de besos húmedos, de incomprensión compartida.
De el último suspiro que exhalare, de sentirme plena y completa.